Importancia de la vacuna del sarampión
A pesar de la vacuna disponible, la enfermedad es una de las principales causas de muerte entre niños.
Publicado en: 27 de mayo de 2020  y atualizado en: 4 de noviembre de 2021
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En el 2016, la región de las Américas fue declarada por un Comité Internacional de Especialistas como libre del sarampión. La eliminación de esta enfermedad – y de la rubéola y del síndrome de la rubéola congénita, en el 2015 – fue el punto culminante de un esfuerzo de 22 años que incluyó la vacunación en masa contra el sarampión, las paperas y la rubéola en todo el continente. No obstante, como el virus del sarampión es altamente contagioso y permanece en circulación en el resto del mundo, así como el virus de la rubéola, la región corre el riesgo de nuevos brotes de estas enfermedades¹.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que las infecciones por sarampión se hayan duplicado en el mundo, en medio a severos y prolongados brotes en países pobres y ricos. El virus puede ser transmitido fácilmente a través de estornudos y toses, además de sobrevivir por horas en una gota de agua. Además de ser posiblemente fatal, los síntomas del sarampión incluyen erupciones cutáneas, ceguera e inflamación del cerebro. Para cada persona infectada, hasta nueve o diez pueden coger el virus. En el 2018, las Américas registraron casi 17 mil casos de sarampión².

El sarampión puede ser evitado por una vacuna segura y eficaz. No obstante, las tasas de vacunación en el mundo se estancaron por casi una década. La OMS y la UNICEF estiman que el 86% de los niños en el mundo recibieron la primera dosis de la vacuna contra el sarampión por medio de los servicios de vacunación de rutina de sus países, en el 2018, y menos del 70% recibieron la segunda dosis recomendada³.

 El sarampión

El sarampión es causado por un virus, de la familia paramyxoviridae, y es normalmente transmitido por medio de contacto directo y por el aire. Este infecta el aparato respiratorio y se esparce por todo el cuerpo¹.

El primer síntoma generalmente es la fiebre alta, que comienza entre 10 y 12 días después de la exposición al virus. En la fase inicial, el paciente puede presentar secreciones en la nariz, tos, ojos rojos y acuosos. Pequeñas manchas blancas dentro de las mejillas también pueden desarrollarse en la etapa inicial. Después de varios días, surge el exantema (erupción cutánea), generalmente en el rostro y en la parte superior del cuello. Durante aproximadamente tres días estas erupciones en la piel se esparcen, alcanzando eventualmente las manos y los pies, desapareciendo enseguida. El intervalo entre la exposición al virus y la aparición de las erupciones cutáneas oscila entre 7 y 18 días¹.

La mayoría de las muertes por sarampión ocurren por complicaciones asociadas a la enfermedad, siendo las más graves la ceguera, encefalitis (infección acompañada de edema cerebral), diarrea grave (que puede provocar deshidratación), infecciones en el oído o infecciones respiratorias graves, como neumonía. Los casos graves son especialmente más frecuentes entre niños pequeños con malnutrición y, sobre todo, entre personas con deficiencia de vitamina A o cuyo sistema inmunológico esté debilitado por el VIH/SIDA u otras enfermedades¹.

No existe tratamiento antiviral específico contra el virus del sarampión, pero las complicaciones graves pueden ser evitadas con un tratamiento de apoyo que garantice una buena nutrición, la ingestión suficiente de líquidos y el tratamiento de la deshidratación con soluciones de rehidratación oral recomendada por la OMS (para reponer los líquidos y otros elementos esenciales que se pierden por medio de la diarrea y los vómitos). Deben ser recetados antibióticos para tratar las infecciones en los ojos y oídos, así como la neumonía¹.

Todos los niños con diagnóstico de sarampión deben recibir dos dosis de suplementos de vitamina A, con intervalo de 24 horas. Este tratamiento restaura los bajos niveles de esa vitamina que, durante la enfermedad, ocurren incluso en los que están bien nutridos y puede ayudar a prevenir daños oculares y ceguera. Los suplementos de vitamina A demostraron reducir en un 50% el número de muertes por sarampión¹.

La vacunación de rutina contra el sarampión en niños, combinada con campañas de inmunización en masa en países con altas tasas de casos y muertes, son estrategias clave de salud pública para reducir las muertes por la enfermedad en todo el mundo. La vacuna contra el sarampión está en uso hace más de 50 años y es segura, eficaz y accesible económicamente. Es frecuentemente incorporada con vacunas contra la rubéola y/o las paperas y es igualmente eficaz en forma única o combinada¹.

 

Fuentes: 1- Folha informativa – Sarampión - Organización Panamericana de la Salud. Último acceso el 26 de mayo de 2020. 2- OMS estima que los casos de sarampión se hayan duplicado en el mundo en un año – Ministerio de la Salud. Último acceso el 26 de mayo de 2020. 3- Más de 140 mil mueren de sarampión en el mundo a medida que los casos aumentan – Organización Panamericana de la Salud. Último acceso el 26 de mayo de 2020.
Este material es sólo para fines informativos. No debe ser utilizado para realizar el autodiagnóstico o la automedicación. En caso de duda, siempre consulte a su médico.
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