El asma es una de las enfermedades respiratorias crónicas más comunes en el mundo. Las principales características de esta enfermedad pulmonar son dificultad para respirar, sibilancias y opresión en el pecho, respiración corta y rápida¹. Los síntomas empeoran por la noche y en las primeras horas de la mañana o en respuesta al ejercicio físico, la exposición a alergias, la contaminación ambiental y el cambio climático¹. Es un síndrome complejo, con características diferentes en adultos y niños². La gran variedad de presentaciones clínicas y evolución es un obstáculo para una clasificación única, un paso importante hacia las definiciones diagnósticas y terapéuticas². El asma suele clasificarse según los factores desencadenantes de los síntomas, la gravedad y frecuencia de los síntomas, o incluso según la respuesta a los tratamientos disponibles². Por lo tanto, queda la duda de si existen diferentes tipos de asma o si existe un único mecanismo central con variaciones en la gravedad e interacciones con otros factores².

Varios factores ambientales y genéticos pueden generar o empeorar el asma. Entre los aspectos ambientales se encuentran la exposición al polvo y cucarachas, ácaros y hongos, variaciones climáticas e infecciones virales¹. Por factores genéticos (característicos de la propia persona), destaca el antecedente familiar de asma o rinitis y obesidad, considerando que las personas con sobrepeso son más propensas a desencadenar procesos inflamatorios, como el asma¹. El diagnóstico de asma es principalmente clínico, obtenido después de la consulta y evaluación del médico, pero también se confirma mediante el examen físico y las pruebas de función pulmonar¹. En niños hasta cinco años el diagnóstico es únicamente clínico, dada la dificultad de realizar otros exámenes funcionales y complementarios¹.

Durante la consulta, el médico preguntará, entre otras cosas¹:

• Si la persona tiene o ha tenido episodios recurrentes de dificultad para respirar y sibilancias; 
• Si ha utilizado broncodilatadores orales o inhalados para aliviar los síntomas;
• Si hay episodios de tos persistente, especialmente por la noche y temprano en la mañana;
• Si se despierta con frecuencia por la noche debido a la dificultad para respirar o ataques de tos;
• Si nota alguno de los síntomas después de la exposición a moho, polvo, animales, humo de cigarrillo, perfumes o después de resfriados, risas y llanto;
• Si alguien en su familia tiene o ha tenido asma, alergias u otros problemas respiratorios.

Gravedad¹
El asma tiene diferentes grados de gravedad, que pueden evolucionar o retroceder. El grado más leve tiene síntomas leves y pausados. Se manifiesta hasta dos días a la semana y hasta dos noches al mes. El asma puede progresar al grado 4, donde los síntomas graves persisten durante todo el día, a menudo durante la noche y varias veces a la semana.

Prevención¹
El asma es la inflamación de los bronquios sin causa aparente, pero es posible controlar los ataques e incluso prevenirlos con algunas medidas:

Fuentes:  1. Asma: o que é, causas, sintomas, tratamento, diagnóstico e prevenção. – Ministério da Salud. Consultado por última vez el 25 de julio de 2019. 2. Campos, HS. (2007). Asma: suas origens, seus mecanismos inflamatórios e o papel do corticosteróide - Revista Brasileña de Neumología Sanitária. Consultado por última vez el 30 de julio de 2019.